El éxito y la oratoria. El arte de convertirse en lobo
26 Julio 2022
Se conoce como oratoria al arte de hablar bien, con fluidez, propiedad y de manera efectiva para convencer a quien escucha. Persuadir al oyente es uno de los fines –si no el que más– de mayor relevancia para el orador.
No obstante, esta no se basa únicamente en la expresión oral y el bien hablar, sino que también se debe tener un uso y manejo correcto de lo que conocemos como lenguaje corporal. Un buen orador no solo debe saber hablar.
Debe transmitir confianza en sí mismo y seguridad en el manejo del tema que está tratando. Para ello, la postura es de suma importancia; el mantenerse derecho, con los hombros hacia atrás, la espalda recta, la mandíbula ligeramente hacia arriba transmitirá a la audiencia dominio, que el orador sabe lo que hace y de lo que está hablando. Es importante que la persona también transmita comodidad y naturalidad en sus movimientos y que no se vea como una pose forzada o actuada. El éxito profesional y la oratoria tarde o temprano irán de la mano. Un buen manejo de la oratoria llevará a casi cualquier persona a triunfar, mientras que por otro lado, una persona exitosa, casi por osmosis, eventualmente irá convirtiéndose en un buen orador en cuanto al manejo de su campo. El habla es la principal arma que tiene un buen orador.
Es esencial saber manejar los tiempos y pausas para mantener al público atento y expectante, sin que piensen que hay un vacío de información o escasez de vocabulario en el discurso. El uso de las palabras correctas en el momento correcto, evitando siempre las muletillas, presentando las ideas de forma corrida y con fluidez.
Aunado a esto encontramos el contacto visual; más allá de la postura, es el contacto visual lo que te hará transmitir confianza, autoridad y dominio, pero sin pretender parecer prepotente, sino más bien buscando feedback y empatía. Un buen ejemplo de la relación “oratoria-éxito” podemos observarlo en –una vez más la poderosa herramienta del cine– “The Wolf of Wallstreet”, donde vemos cómo poco a poco el joven corredor de bolsa Jordan Belfort, se va convirtiendo (de forma figurada) en un lobo, en cuanto al manejo de la oratoria y cómo esta lo lleva a convertirse en una persona exitosa. Tanto así que, luego de cumplir su condena por fraude, Belfort se convierte en un conocido conferencista, para enseñar sus conocimientos de bolsa. Y todo empieza con una propuesta: "Véndeme este bolígrafo".
Otra de las cartas fundamentales en la baraja de un buen orador, es el carisma. Para persuadir debes ser empático, agradable e incluso un poco seductor para “enamorar” a tu audiencia y mantenerla atenta al mensaje que quieres transmitirle, a nadie le gustará escuchar a alguien que se muestre triste o enojado. Mantenerse enérgico y positivo es clave en un buen discurso, pues todo es cuestión de actitud. Por último, pero igual de importante, está la imagen del emisor. La presencia, el aspecto físico y la vestimenta también juegan un papel fundamental, pues guste o no, es lo que las personas van a llevarse de ti como figura. Además, como dato adjunto, es vital que el público se lleve tres cosas: algo en la cabeza (una idea), algo en el corazón (una emoción), algo en la mano (un resumen).